El Año litúrgico es el desarrollo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo y las celebraciones de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año. Es vivir y no sólo recordar la historia de la salvación. Esto se hace a través de fiestas y celebraciones. Se celebran y actualizan las etapas más importantes del plan de salvación. Es un camino de fe que nos adentra y nos invita a profundizar en el misterio de la salvación. Un camino de fe para recorrer y vivir el amor divino que nos lleva a la salvación.
El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo. Los Tiempos litúrgicos son: El Adviento, la Navidad, Primer Tiempo Ordinario, Cuaresma, Tiempo Pascual y Segundo Tiempo Ordinario que termina con la fiesta de Cristo Rey.
Adviento: En este tiempo comienza el año litúrgico. Las lecturas se centran en la próxima venida de Jesús al final de los tiempos y en la preparación de la Navidad, en la que termina este tiempo.
Navidad: Comienza el 24 de diciembre y termina con la fiesta del Bautismo de Jesús. Durante este tiempo se recuerda la venida histórica de Jesús fortaleciendo nuestra fe y esperanza en su venida gloriosa al final de los tiempo.
Cuaresma: Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo, antes de la misa de la Cena del Señor. Durante este tiempo se nos llama a la conversión recordando la entrega de Jesús por nuestra salvación. Seguidamente está el Triduo Pascual en el que celebramos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Pascua: Empieza con la liturgia del Domingo de Pascua y termina con la fiesta de Pentecostés. Durante este tiempo tratamos de tener un encuentro con Cristo resucitado tal como lo vivieron los primeros testigos de su resurrección.
Tiempo ordinario: Son los domingos restantes del año. Este tiempo dura alrededor de 30 semanas y está dividido en dos períodos: el primero comienza después del Bautismo del Señor y se interrumpe por Cuaresma y Pascua, el segundo es después de Pentecostés y termina con la fiesta de Cristo Rey.
Durante estos tiempos se utilizan los siguientes colores litúrgicos:
Blanco: Representa la luz, la alegría y fiesta. Se utiliza en la Navidad, Pascua, Bautismo, en las fiestas de santos, santas y de la Virgen María.
Morado: Significa penitencia, conversión, luto. Es usado durante la cuaresma, adviento y funerales.
Rojo: Simboliza el fuego, la pasión, la sangre. Se emplea dutante el Domingo de Ramos, Viernes Santo, fiestas de mártires, Espíritu Santo y Pentecostés.
Verde: Representan la esperanza y la vida. Se usa durante el Tiempo Ordinario.
La fiesta más importante de los católicos, la Semana Santa, coincide con la fiesta de la "pascua judía" o Pesaj, misma que se realiza cuando hay luna llena. Se cree que la noche que el pueblo judío huyó de Egipto, había luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón.
La Iglesia fija su Año litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el mes de marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos, respetando la tradición judía de celebrar la pascua - el paso del pueblo escogido a través del Mar Rojo hacia la tierra prometida - debía de haber sido una noche de luna llena. Hecho que se repite cada Jueves Santo.